Sí sí, soy yo, si creían que el cambio de continente iba a modificar mis hábitos de bloggear una vez cada muerte de obispo se equivocaron, al menos por ahora. Pero como nunca es tarde y tengo tiempo voy a pasar a contarles cómo me está tratando la vida por acá.
El traslado
La partida de casa fue a las apuradas, casi un escape, fue un lunes, teníamos información de que muy probablemente al día siguiente los cortes de rutas de los productores se iban a extender a todas las localidades intermedias entre Sáenz Peña y Resistencia. Fue así que Jorge, un amigo de aquellos eventualmente trabajando de remisero, nos llevó hasta Resistencia salteando el corte saenzpeñense haciendo 28 kms por caminos vecinales rodeando 5 kms de la ruta. Una travesía no muy cómoda.
Hicimos noche en Resistencia y al otro día nos tomamos un taxi hasta el aeropuerto de esa ciudad, avión hasta Buenos Aires y ahí a pasar dos días hasta que se haga jueves, que teníamos el vuelo hasta Madrid. Así que tuve oportunidad de ver a mis familiares bonaerenses, pero muy a las corridas, que los cortes y manifestaciones en Buenos Aires estaban en su punto más caliente y no había que correr riesgos con cortes inesperados.
Resumiendo, para no arriesgarnos a perder el pasaje a Madrid tuvimos que salir de casa 4 días antes. Por eso no me pude despedir como hubiese querido de muchos/as ni traer todas las cosas que hubiera querido, siendo lo de menos eso último.
Nueva casa, nueva vida
Después de unas cuantas combinaciones ya en suelo español, llegamos (por fin) a mi nueva casa. Sin mentir tiene arriba de 200 años encima, pero mi abuelo la dejó completamente a nuevo, no hay pisos ni paredes rotas, ni goteras ni nada que pueda faltar, una casa decente, algo baja en algunos ambientes, supongo que mi abuelo no pensó que su nieto de 1,80m iba a venir a vivir, pero ese es un pequeño detalle en el living, donde normalmente uno está sentado o tirado en el sofá.
El pueblo tiene poco más de tres mil habitantes, un cine, 3 o 4 bares, ningún boliche propiamente dicho, un polígono industrial, el río Ebro a escasos dos kilómetros, en fin, nada del otro mundo. Pero tan distinto a Sáenz Peña... las calles irregulares, la gente con espíritu de pueblo, las puertas sin llave, los BMW, los Mercedes Benz, las casas de puta madre, los campos que en Argentina no serían más que chacras.
Aquí mis abuelos son muy queridos, así que tengo la ventaja de que todos me reciben bien, me invitan, me llevan, me traen, vamos, que me dan cariño por el mero hecho de ser nieto de mis abuelos; esto que hoy viene gratis como uno diría, mañana tendrá que ser ganado, espero estar a la altura de las circunstancias y no defraudar ni a mis abuelos ni a la gente del pueblo, que tan bien me trata.
El Plan
Como muchos sabrán y otros se enterarán, vine aquí a estudiar y a trabajar, a quedarme al menos 2 años en el peor de los casos. Entonces, lo primero es ingresar a la universidad, después conseguirme un trabajo de unos meses hasta que comiencen las clases en setiembre y mientras ir viendo dónde, con quién y cómo voy a vivir en Logroño, lo más difícil va a ser el cómo, porque combinar universidad y trabajo parece un poco complicado, pero no imposible. Tampoco hay que descartar la posibilidad de una beca, que parece que andan generosos los españoles estos...
Entonces, el primer paso es aprobar la selectividad, que es una especie de ingreso a la universidad, en mi caso tengo que rendir 5 materias: Castellano, Inglés, Física, Dibujo Técnico y Biología. El promedio de las 5 materias esas es el 40% de la nota de la selectividad, el otro 60% es el promedio de mis dos últimos años en el colegio (8,47 :-D) así que tengo un pedacito medio aprobado.
Primeros días
La primer semana no conocí a nadie que tenga menos de 10 años de diferencia conmigo, todos parientes mas o menos lejanos y amigos de mis abuelos. Pero siempre están los primos ¿no?
Valga aquí la aclaración de que "tío" y "primo" son palabras que uso para no decir "pariente", que los parentescos de sangre son muy entreverados y todavía me pierdo un poco.
El segundo sábado conocí a mi prima Lara que me llevó a La Cantina, el primer bar rinconero que pisé, donde conocí a su "cuadrilla" (junta, que le diríamos) y a mi primo Elías. Entre un par de cervezas aprendí con festejado éxito las reglas básicas del mus (juego de cartas con algo del poquer y algo del truco), pero todavía no tuve oportunidad de volver a jugarlo, capaz no quieren que aprenda demasiado rápido.
Al otro día, domingo, se hizo una misa riojana donde los rezos eran jotas y luego un almuerzo con cantantes de jotas. La jota es la canción folklórica de esta provincia, la verdad que estuvo lindo e interesante, ahí no canta el que quiere, sino el que puede que son notas altas en serio, ah y de entenderles, ni jota, que por más que sean en español, cantado en tonos altos y con acento distinto apenas pude entender un puñado de versos.
Es que estaba entretenido, sentado al lado de la real moza del pueblo, es decir Lara, mi prima, y por ende ahicito de las demás reales mozas de los otros pueblos, enfrente mío estaba Alba, hermana de Elías y prima mía por lo tanto, de mi misma edad. Al rato de estar comiendo me enteré que el que estaba sentado enfrente a la derecha era el alcalde, como ven, en una ubicación que habrá despertado alguna envidia, pero no vayan a creer que era una mesa distinta a las demás, que excepto las sillas de las reales mozas los demás asientos no tenían reserva.
¿Y qué andás haciendo, Sebas?
Mis abuelos me dijeron que hasta que no rinda la selectividad no hay necesidad de que trabaje (más bien, tengo prohibido trabajar) así que me dedico a estudiar para la selectividad, conseguí varios libros y parece que va a salir, excepto por Física, que tiene un nivel más alto del que me esperaba, pero al ser promediable...
Una vez rendida la selectividad, es decir, a fines de mayo, empiezo a trabajar de lo que venga hasta empezar la universidad en octubre, si todo sale como lo esperado.
No me conecto mucho porque, además de estar estudiando, no tengo internet en casa, un tío tuvo la bondad de prestarme las llaves de su oficina y desde ahí me conecto.
Voy tomando la costumbre de ir al bar a tomar un café después de comer, que generalmente está mi prima o alguno de la junta, salgo los viernes y los sábados a la noche, aunque extraño el fernet (no lo conocen ni los barman) y no existen los parisiennes aquí, pero se sobrevive.
Bueno, pronto bloggearé más, es que acaba de entrar mi tío y necesita esto, hasta otra entonces, ya seguiré contando qué tal ando por aquí...
lunes, abril 28, 2008
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